Misiones de las Californias XXXV: San Miguel Arcángel de la Frontera
0Periodico El Vigia|19 de Noviembre
En esta misión se iniciaron algunas tradiciones que se extendieron por todo el norte peninsular, sobre todo las asociadas a la ganadería, como la tradición del vaquero. Aunque la antigua fiesta patronal de San Miguel Arcángel se perdió, desde unos 20 años se intenta volver a organizarla de nuevo

Ensenada, B. C.

Entre el 5 y el 6 de mayo de 1769, el capitán Fernando de Rivera y Moncada estuvo explorando la región al norte de la Ensenada de Todos Santos, con el fin de encontrar un sitio adecuado para continuar la expedición de abrir camino a la bahía de San Diego (actualmente San Diego, California).

Como recordaremos, esta expedición había partido de San Fernando Velicatá el 24 de marzo y buscaba abrir el camino por tierra, para dar inicio a las misiones de la Alta California. Rivera y Moncada pronto encontró como continuar y así leemos en el diario de fray Juan Crespí, diarista de esta expedición, lo siguiente:

“El día siete de mayo de 1769. … llegamos a un grandísimo valle, hermosísimo de pasto y en sus extremos de arboleda, con su buen arroyo de agua, que se veía en el tular que tiene y poza de agua muy buena. Sitio a lo que parece para otra muy buena misión, tiene algunos encinales grandes … púsele a este paraje el Valle de San Estanislao”.

Los indios kumiai, que lo habitaban desde un tiempo inmemorial, nombraban a este paraje con el nombre de Jakwatlijap, que significa “Ojo Caliente”. Actualmente este valle recibe el nombre de Santa Rosa y se encuentra a pocos kilómetros al norte de Ensenada, por la carretera vieja a Tijuana. Mes y medio después de que pasó Crespí por este valle, estuvo en él fray Junípero Serra, el 25 de junio del citado año, y lo bautizó con el nombre de San Juan Bautista. Como sabemos, ninguno de los dos nombres prosperó.

El 28 de marzo de 1787, el misionero dominico fray Luis Sales fundó en este valle la misión llamada San Miguel Arcángel de La Frontera, la cuarta misión dominica establecida en la Antigua California. Desde tiempo atrás, se quería establecer esta misión, pero el levantamiento de los yumas, en la región del río Colorado pospuso el proyecto.

Menos de un año duró ahí la misión, ya que debido a la escases de agua se buscó establecerla en un mejor sitio, el que fue en un valle inmediato al norte, al que fray Juan Crespí había bautizado como San Juan Bautista y, actualmente, se le conoce como Valle de La Misión, también sobre la carretera Ensenada-Tijuana.

En este valle, la misión prosperó durante algunos años. Con un mejor abastecimiento de agua, y más tierras, pronto se dieron extensos cultivos de trigo, maíz, garbanzo, frijol y cebada. También se cultivaron varios frutales, especialmente la uva, con la que se produjeron muy buenos vinos.

La ganadería igualmente se desarrolló y se contó con grandes manadas de reses, ovejas, mulas, caballos y burros. La gran cercanía de la costa propició la captura de diversos mariscos, así como la pesca a pequeña escala y la extracción de sal.VALLE DEL DESCANSOEntre 1816 y 1817, hubo fuertes inundaciones en el Valle de La Misión, lo que obligó al padre misionero a nuevamente cambiar de sitio la misión, la que fue trasladada al actual Valle del Descanso, en donde se le empezó a nombrar San Miguel La Nueva. Hay varios historiadores que consideran a la misión del Descanso como una misión aparte, pero lo cierto es que en realidad fue un traslado de la misión de San Miguel Arcángel. En su mejor momento esta misión llegó a contar con una población indígena de 400 personas.

En 1834 fue abandonada totalmente debido a la falta de misioneros. En ese año la habitaban 254 indios kumiai.

En nuestros días son muy pocos los vestigios que quedan de esta misión. En el sitio original de Santa Rosa no existe ningún resto. En La Misión aún se conservan parte de los muros de adobe, ya muy deteriorados. Están junto a la escuela del poblado y su deterioro se ha acelerado en los últimos años. En el Valle del Descanso también hay vestigios, pero son menos, conservándose parte del piso original de la iglesia que aquí hubo, la que fue construida en 1830.

Como lo mencionamos, esta misión se asentó en territorio de los antiguos kumiai, quienes habitaban por temporadas los tres valles en donde fue establecida la misión. Los kumiai eran grupos seminómadas que ocupaban por temporadas los distintos parajes de su gran región. En las temporadas invernales se iban a la costa en donde la abundancia de mariscos les facilitaba el consumo de alimentos. Durante el verano deambulaban por las sierras, ya que entonces abundaban ciertos granos vegetales que eran de sus comidas favoritas. Los kumiai es de las pocas etnias californianas que sobrevivieron y actualmente están las comunidades de San José de la Zorra y San Antonio Necua, no lejos del antiguo territorio de lo que fue la misión de San Miguel Arcángel.

Esta misión recibió el nombre de “de la Frontera” debido a que en su tiempo representó el avance de la evangelización en el territorio de los misioneros dominicos. En general los misioneros llamaban “frontera” a las regiones que se encontraban en los límites de la evangelización.CUNA DE FIESTAS Y TRADICIONES

Como en casi todas las misiones dominicas, en San Miguel Arcángel se iniciaron algunas tradiciones que se extendieron por todo el norte peninsular desde fines del siglo XVIII, sobre todo las asociadas a la ganadería, como la tradición del vaquero. La antigua fiesta patronal de San Miguel Arcángel se perdió en esta región desde hace muchos años, pero desde unos 20 años se ha estado intentando rescatarla y volver a organizar de nuevo.

Visitar los sitios donde estuvo esta misión es una buena experiencia, tanto desde el punto de vista de la naturaleza como el de la historia. El Valle de Santa Rosa aun conserva intacta la esencia de cuando llegaron ahí los primeros misioneros, con su hermoso bosque de encinos y su arroyo por donde corre agua.

En el remate de este valle el arroyo forma un impresionante salto que tiene unos 30 o 40 metros de caída, en donde, durante la época de lluvia se origina una hermosa cascada. Son numerosos los visitantes que llegan a este sitio durante los fines de semana, y casi todos ignoran que aquí existió una misión.

En el Valle de la Misión es donde más vestigios hay, los cuales se encuentran resguardados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Son partes de algunos muros de adobe de lo que fue la iglesia y el cuarto del misionero.

Aquí fue donde mayor tiempo permaneció la misión y vivió en ella el célebre misionero fray Luis Sales, quien fue de los pocos dominicos que dejó un interesante texto sobre la historia de la región y las costumbres y tradiciones de los indios. El valle de la Misión remata en el Pacífico, en donde es posible disfrutar de sus playas.

Como ya lo mencionamos en el sitio de El Descanso únicamente quedan partes de lo que fue antiguo piso del templo de esta misión, los que se encuentran a un lado de la actual iglesia. Vale la pena visitar este valle, ya que entre otras cosas conserva la antigua casa de Machado, ya en ruinas, la que data desde los años 50’s del siglo XIX. Se encuentran no lejos del sitio donde estuvo la misión del Descanso.